
Entusiasta creador de tipografías experimentales, el diseñador-nómada ha transitado la vía del crecimiento profesional haciendo y probando.
Rodrigo Fuenzalida nació en Venezuela, de padres chilenos. Egresó como comunicador visual en Prodiseño, sintiendo atracción por el diseño tipográfico desde que era estudiante, momentos en los que uno de sus profesores proclamaba en el aula que nadie vivía de crear letras. Desde hace años Fuenzalida ha probado lo contrario, pues ha encontrado en esta disciplina su sustento, haciendo lo que le gusta.
Se fue de Caracas en 2011 junto a su esposa, rumbo a Buenos Aires, con el objetivo de continuar estudiando: Ella, fotografía; él, la Maestría en Tipografía de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
Infortunadamente, Rodrigo no pudo inscribirse en la UBA porque su título no era una licenciatura. Sin embargo, insistió en su intención de dedicarse a la creación de fuentes tipográficas.
Como “quien busca, encuentra”, le abrieron la puerta en el estudio de Rubén Fontana, “que es una cátedra de por sí. Es el ‘sueño del pibe’”, declara Fuenzalida, quien fue admitido para trabajar durante dos años bajo la guiatura del maestro. “Tuve la suerte de aprender el oficio como discípulo de Fontana”, admite.
Nómadas, rumbo a Chile
Rodrigo Fuenzalida y su esposa se mudaron a Chile en 2015 para volver a reunirse con su familia.
Establecidos en Santiago, un amigo lo puso en contacto con Daniel Hernández, Miguel Hernández y Luciano Vergara, los dueños de la exitosa fundidora LatinoType, a la que estaban modificando el modelo de negocios, incorporando las funciones de un estudio de diseño.
Para Fuenzalida, Chile significó cinco años de práctica constante del oficio. “Desarrollé fuentes retail con líneas vendibles que funcionaban comercialmente”, relata, pero llegó un momento de saturación, “porque quería hacer fuentes experimentales”, confiesa.
A partir de 2020 expandió su horizonte al asumir trabajo como freelancer e incorporar familias tipográficas de distribución gratuita a Google Fonts, cuyo alcance le proporcionó la visibilidad suficiente para que le llegaran encargos, que comentaremos después.
Luego de cerrar capítulo en Chile, se lanzó hacia el otro lado del océano: “Mi esposa y yo somos nómadas, y queríamos vivir en un lugar con playa. Primero pensamos en Alicante, pero en el camino apareció Portugal como la puerta de entrada a Europa”, explica.
Establecidos en Santiago, un amigo lo puso en contacto con Daniel Hernández, Miguel Hernández y Luciano Vergara, los dueños de la exitosa fundidora LatinoType, a la que estaban modificando el modelo de negocios, incorporando las funciones de un estudio de diseño.
Para Fuenzalida, Chile significó cinco años de práctica constante del oficio. “Desarrollé fuentes retail con líneas vendibles que funcionaban comercialmente”, relata, pero llegó un momento de saturación, “porque quería hacer fuentes experimentales”, confiesa.
A partir de 2020 expandió su horizonte al asumir trabajo como freelancer e incorporar familias tipográficas de distribución gratuita a Google Fonts, cuyo alcance le proporcionó la visibilidad suficiente para que le llegaran encargos, que comentaremos después.
Luego de cerrar capítulo en Chile, se lanzó hacia el otro lado del océano: “Mi esposa y yo somos nómadas, y queríamos vivir en un lugar con playa. Primero pensamos en Alicante, pero en el camino apareció Portugal como la puerta de entrada a Europa”, explica.
Entre el freelance y F37
Ya instalado en Portugal, el diseñador tipográfico venezolano continuó con la labor freelance. No obstante, hace tres años comenzó a trabajar por contratos para la fundición inglesa F37, que también se desempeña como un estudio de diseño que ha armado una cartera de clientes proclives a aceptar propuestas no tradicionales, entre los que resaltan equipos de la Premier League y casas desarrolladoras de videojuegos.
“F37 se ha convertido en mi patio de juegos, donde los diseñadores podemos subir lo que hacemos experimental con entera libertad”, cuenta Rodrigo Fuenzalida, quien indica que sus tipografías experimentales “están entre lo animado y lo ilegible. No necesariamente tienen que leerse”.
“F37 se ha convertido en mi patio de juegos, donde los diseñadores podemos subir lo que hacemos experimental con entera libertad”, cuenta Rodrigo Fuenzalida, quien indica que sus tipografías experimentales “están entre lo animado y lo ilegible. No necesariamente tienen que leerse”.
Para ilustrar nombra la fuente “Brinca”, co-creada con Alex Wright, bajo el influjo de las Nenias de Nedo M.F., cuyos caracteres proporcionan una experiencia visual de disfrute que cambia.
Google Fonts, un imán de trabajo
Hasta hace relativamente poco tiempo se decía que Google Fonts no ofrecía fuentes de buena calidad porque son gratis. Rodrigo Fuenzalida está en desacuerdo con esa “creencia”, pues considera que actualmente esta plataforma presenta una oferta muy completa en diferentes categorías.
Considera la enorme cantidad de descargas como el punto negativo de la licencia libre. Sin embargo, según su experiencia, hay empresas que pagan por la customización de las fuentes, para adaptarlas a su marca.
Indica Fuenzalida que de cinco años para acá, se invierte más en fuentes, “porque se ha entendido la importancia de la tipografía para las marcas”. Pese a este florecimiento, “es más difícil destacar, encontrar un nicho, aunque en mi caso, el nicho me encontró a mí”.
Entre las fuentes que ha subido a Google Fonts, resalta “Titan” (2012-2013), que fue solicitada por Mediatonic para la interfaz del videojuego “Fall Guys”, que Rodrigo conocía, como el entusiasta gamer que es. “El estudio pidió que la extendiera en 2023”.
El auge de la tipografía latinoamericana
“Es indudable la presencia del diseño tipográfico de Latinoamérica en el mundo”, comenta Rodrigo Fuenzalida, quien también aprecia que Argentina, México y Chile son “maquinitas de hacer tipografías. Nos valoran porque nos permitimos probar y cometer errores”.
Esta situación es respaldada por la tendencia en Europa y los Estados Unidos a buscar nuevos referentes. “A Rick (dueño de F37 foundry) le gusta mi particular visión, aunque soy autodidacta”.
Como preparación para su carrera presente, Fuenzalida participó en varias ediciones de la Bienal Tipos Latinos, obteniendo mención en la del 2010 con “Khubo”, en la categoría “Experimental”.
El creativo piensa que la tipografía está en un momento de crecimiento explosivo, destacando el protagonismo que está asumiendo en Asia países como Indonesia. Igualmente hace notar que se están rompiendo esquemas académicos.
Asimismo se considera pro lettering y caligrafía. “Estudié caligrafía en Buenos Aires, la cual funciona para extraer ideas y lograr la representación más personal de mi trabajo tipográfico”.
La IA en la tipografía
La inteligencia artificial no lo asusta, porque considera que en algún punto de la historia será útil para aligerar procesos. “Para bocetar puede ser muy útil, sobre todo, si la entrenas tú mismo y tienes claros los conceptos. Es una herramienta para idear”.
También nos brinda una visión inesperada: “En F37 me he dado cuenta que la IA ayuda a reconocer la mala praxis”. Se refiere al uso que le dan los abogados especializados en propiedad intelectual para detectar plagios. “En 9 de cada 10 casos, acierta”, asevera Fuenzalida.
Consejo para principiantes en el mundo tipográfico
La recomendación de Rodrigo Fuenzalida a las nuevas generaciones es “continuar haciendo. Nunca me he conseguido con alguien que diga, para, por eso aconsejo comenzar humildemente por lo que te guste, buscando tutoriales para aprender,, realizar cursos y hacer mucho, siempre hacer”.
Y ante la pregunta, ¿Cómo te ves en el futuro?, Fuenzalida responde: “Nunca he tenido planes, las cosas en mi vida han ido pasando. Espero estar con el teclado y mouse diseñando fuentes hasta el final”.






