Arte-Arquitectura-Fotografía - Una mirada al diseño gráfico del Gobierno Bolivariano
Esto es apenas un trocito de la investigación que inicié a finales del año 2007 como parte de la preocupación que me generaba ver tanta propaganda chavista en la calle. Al empezar a tomarle fotos me asustó el darme cuenta de la cantidad: mucho más de lo que había considerado a "vuelo de pájaro".
La reflexión que surgió fue: nos estamos acostumbrando a ver "eso" en nuestras calles, no sólo en Caracas, sino en autopistas, carreteras, en pueblos chicos, medianos y en las ciudades del interior.
Mi trabajo sólo se ha dirigido al material reproducido en imprenta. No he incluido ni graffitis, ni murales, que son otros formatos que el chavismo también emplea para ocupar visualmente los espacios públicos. Recientemente leí en el portal del Ministerio del poder popular para la Comunicación e Información que organizan talleres de stencil, mural y graffiti desde la Dirección General de Medios Alternativos y Comunitarios para los Consejos Populares de Comunicación (CPC), de modo de hacer "batidas" en las calles...interesante, pero también...preocupante.
Una pregunta que me han formulado en las charlas que he dictado en Colombia y en el pasado Encuentro Nacional de Escuelas de Comunicación Social que se realizó en la UCAB el año pasado es: ¿y qué sucede con la propaganda de la oposición?
Mi respuesta, surgida por casualidad como consecuencia del ejercicio de fotografiar propaganda rojo-rojita, es que prácticamente es inexistente (seguramente por la falta de recursos, porque imprimir es caro), y cuando aparece alguito, enseguida es removido, desaparece. Me ha pasado varias veces el haber querido fotografiar algún pendón o afiche opositor por allí, y cuando retorno con la cámara, ya no está.
Al final, el otro punto que ha saltado a mi vista es el del rol del diseño y del diseñador en toda esta generación propagandística. Un tema político espinoso, que muchos diseñadores esquivan y otros rechazan, pero que al fin y al cabo hay que asumir, para concienciar la necesidad de incluir temas éticos en la formación de los jóvenes que deciden cursar esta carrera.
Esto es apenas un trocito de la investigación que inicié a finales del año 2007 como parte de la preocupación que me generaba ver tanta propaganda chavista en la calle. Al empezar a tomarle fotos me asustó el darme cuenta de la cantidad: mucho más de lo que había considerado a "vuelo de pájaro".
La reflexión que surgió fue: nos estamos acostumbrando a ver "eso" en nuestras calles, no sólo en Caracas, sino en autopistas, carreteras, en pueblos chicos, medianos y en las ciudades del interior.
Mi trabajo sólo se ha dirigido al material reproducido en imprenta. No he incluido ni graffitis, ni murales, que son otros formatos que el chavismo también emplea para ocupar visualmente los espacios públicos. Recientemente leí en el portal del Ministerio del poder popular para la Comunicación e Información que organizan talleres de stencil, mural y graffiti desde la Dirección General de Medios Alternativos y Comunitarios para los Consejos Populares de Comunicación (CPC), de modo de hacer "batidas" en las calles...interesante, pero también...preocupante.
Una pregunta que me han formulado en las charlas que he dictado en Colombia y en el pasado Encuentro Nacional de Escuelas de Comunicación Social que se realizó en la UCAB el año pasado es: ¿y qué sucede con la propaganda de la oposición?
Mi respuesta, surgida por casualidad como consecuencia del ejercicio de fotografiar propaganda rojo-rojita, es que prácticamente es inexistente (seguramente por la falta de recursos, porque imprimir es caro), y cuando aparece alguito, enseguida es removido, desaparece. Me ha pasado varias veces el haber querido fotografiar algún pendón o afiche opositor por allí, y cuando retorno con la cámara, ya no está.
Al final, el otro punto que ha saltado a mi vista es el del rol del diseño y del diseñador en toda esta generación propagandística. Un tema político espinoso, que muchos diseñadores esquivan y otros rechazan, pero que al fin y al cabo hay que asumir, para concienciar la necesidad de incluir temas éticos en la formación de los jóvenes que deciden cursar esta carrera.